Durante veinte años tuve el privilegio de trabajar en el área que escogí dentro de mi disciplina profesional, y mejor aún, en un lugar que partió gracias a la motivación de amor que Dios puso en algunos de sus hijos, los que obedientemente tomaron el desafío de construir un Arca que albergó y protegió a muchos niños y niñas en situación de vulnerabilidad, por casi cincuenta años.
Durante esos años fui testigo de cómo Hogar El Arca entregó esperanza de una vida mejor a niños, niñas y adolescentes protegiéndoles con dedicación y brindándoles una atención adecuada en todas las áreas de sus vidas. Esto, mientras simultáneamente el Equipo Profesional realizaba un trabajo técnico responsable y un comprometido acompañamiento a las familias, para que lograran superar las problemáticas que habían dado origen a la separación de sus hijos/as y finalmente fueran capaces de asumir sus roles de forma adecuada.
Desde hace un par de años El Arca ha abierto nuevamente sus puertas, pero en esta oportunidad para acoger a personas y/o familias de migrantes, que requieren de un lugar transitorio donde sentirse protegidos y en un ambiente familiar, mientras logran una estabilidad laboral y económica.
Doy gracias a Dios por todos quienes con generosidad y motivación han logrado conformar un Equipo de excelencia, que sensible a las necesidades actuales, están permitiendo que esta Arca siga navegando para bendición de muchos.
Septiembre 2020